domingo, 21 de agosto de 2016

Un año y aclaraciones... ❤

¡Al día siguiente de la operación
ya estaba en pie!
Llevo literalmente un año sin escribir por aquí. Al principio fue cosa de tener la espada de Damocles de mi operación sobre la cabeza (o mejor dicho, sobre mi cuello). Estaba asustada, con ansiedad esperando a que el teléfono sonara y me dijeran la fecha de mi operación y ahora, dentro de poco, hará también un año de esta operación, el 3 de septiembre concretamente, todo salió fenomenal, pese a que hubo complicaciones en la misma operación, porque estaba más extendido de lo que pensaban. Los meses siguientes fueron obviamente de recuperación y mucho cariño de todo el mundo, me sentí muy arropada por mi familia y amigos, lo agradezco de corazón.

Llegó noviembre, que bueno parecía que iba a ser un mes genial más que nada porque iba a poder ver a mi pareja, a celebrar mi cumpleaños y a hacer un montón de cosas más... Pero hubo acontecimientos que no habíamos planeado, como la pérdida de mi tío acompañada de una maravillosa gripe y chafó cualquier ilusión. Fue un golpe bastante duro y aunque quería compartir las cosas maravillosas que también me pasaron en mi cumpleaños, las cosas malas oscurecían cualquier atisbo de felicidad y me nublaban las ganas de escribir.

Los golpes siguieron hasta el mismísimo último día del año, en el que se me rompieron hasta las gafas. Sinceramente mi reacción en ese momento fue reírme mientras pensaba "¡hasta el último día de este condenado 2015! No pasa nada, mañana por fin empieza un nuevo año". Y así cerraba el nuevo año, triste pero con el tesón de mirar hacia delante y pensar "¡este año va a ser genial".
Y con esa energía renovada aún en el cuerpo, 13 de enero se me salió la rótula de la pierna izquierda. Si, exacto: fiesta. Al principio intente seguir con esa energía y ese positivismo, pero llegó un momento que no podía. Me pasaba noches sin poder parar de llorar, al teléfono con mi pareja diciendo "no voy a recuperarme nunca del todo, no puedo, todo es culpa mía por no haberme cuidado más antes...". Mientras tanto, él me consolaba con infinita paciencia y me aseguraba que me pondría bien, que estaba recuperándome despacio pero bien y que por eso yo no veía el progreso. Fueron meses bastante difíciles de dura recuperación y aunque esté mal que yo lo diga, me siento orgullosa del trabajo que fui haciendo en el gimnasio, no solo me recuperé sino que empecé otro proceso (algo más largo) de perder peso.
Tuve altibajos, pero la visita de Ezzy en marzo me dio aun más fuerzas para continuar y seguir, ya no solo con la recuperación, también poniéndome en forma. Llegó el verano y con el mi regreso a ese maravilloso paraíso al que llamamos Galicia (del cual irá el próximo post). Y con ese aporte de amor, relajación y vacaciones (junto a ver en el Facebook que hacía un año que dejé de publicar en el blog) vuelvo a este espacio que decidí crearme.
Sé que no tengo un gran público y que no debía explicaciones a nadie de mi larga ausencia, pero quería escribirlas. Así que he vuelto para quedarme y daros un poco la plasta